Una alta fuente del rectorado de la UBA confirmó la situación, asegurando que "no hay más plata en serio". Según el secretario de Hacienda, Matías A. Ruiz, las restricciones buscan evitar la paralización total de la universidad y son las más severas en años.
Entre las medidas que ya están vigentes, se destacan:
Aires acondicionados y calefacción: Se prohíbe el uso de los servicios de aire acondicionado y gas en calderas en todos los edificios, con la única excepción de los hospitales universitarios y áreas de infraestructura tecnológica crítica.
Ascensores: Solo podrán ser utilizados por personas con movilidad reducida y en casos de emergencia.
Programas de investigación: Las convocatorias a proyectos de investigación, ciencia, técnica y extensión universitaria quedan suspendidas, y su continuidad dependerá de la disponibilidad de presupuesto.
UBA en Acción: Las actividades del programa social de la universidad se limitarán a aquellas que cuenten con financiamiento externo o privado.
Estas restricciones, que ponen en jaque el normal funcionamiento de una de las universidades más importantes de la región, se mantendrán hasta que el veto presidencial sea revertido. La comunidad universitaria se ve forzada a buscar financiamiento externo para sostener proyectos académicos y científicos en curso.