El Observatorio de Dinámica Solar de la NASA se puso en estado de alerta tras registrar una erupción solar de clase X2.7, la categoría más alta en la escala de estos fenómenos y la más intensa del año. Este evento ya causó interrupciones temporales en sistemas de radio de alta frecuencia en el Medio Oriente y afectó a varios satélites.
La erupción estuvo acompañada por una eyección de masa coronal (CME) y adoptó una estructura particular, apodada "Ala de Pájaro" por su forma de alas extendidas. La física espacial Tamitha Skov, contactada a raíz de este fenómeno, comentó que esta configuración inusual indica una eyección amplia con alta probabilidad de interactuar con el campo magnético terrestre.
La CME, que se extiende a más de 967.000 kilómetros, provocó una tormenta geomagnética de nivel G2, generando perturbaciones que podrían prolongarse. Este fenómeno también incrementó la visibilidad de auroras boreales y australes en regiones inusuales, un indicio de la fuerza de la interacción con la magnetosfera terrestre.
El Sol se encuentra actualmente en su fase de máximo solar, lo que se traduce en una actividad intensa con múltiples manchas solares. Expertos advierten que las regiones de magnetismo unipolar en la superficie solar podrían generar nuevas erupciones dirigidas hacia la Tierra. Esta dinámica, marcada por la inversión de los polos magnéticos solares, aumenta la frecuencia e intensidad de las tormentas solares, de acuerdo con un informe publicado por el sitio El Economista.