

Esta situación representa un riesgo significativo para la salud pública, especialmente en zonas donde la exposición prolongada al arsénico está vinculada con enfermedades graves.
Según el Mapa de Arsénico en Argentina, elaborado por el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), Necochea se encuentra en alerta amarilla, con concentraciones de arsénico en el agua que oscilan entre 10 y 50 partes por billón (ppb). Esto equivale a valores entre 0,01 y 0,05 miligramos por litro (mg/l), superando el límite de 10 microgramos por litro recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aunque estas cifras no alcanzan los niveles más críticos del "semáforo rojo", representan un llamado de atención para la población local y las autoridades, ya que la exposición a este contaminante puede derivar en problemas de salud como:
Un estudio reciente, liderado por el científico Alejandro Oliva de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), reveló que más de 17 millones de argentinos están expuestos al consumo de agua con arsénico. Esto incluye a numerosas localidades del interior bonaerense, como Necochea, Balcarce y Mar del Plata, entre otras.
En algunos pozos de la provincia, los niveles de arsénico alcanzan valores alarmantes, llegando hasta 280 ppb por litro, una cantidad peligrosamente alta que exige medidas urgentes para garantizar el acceso a fuentes seguras de agua potable.
En casos donde los niveles de arsénico superan los límites seguros, se aconseja:
Además, es crucial que las autoridades locales inviertan en infraestructura y tecnologías para el tratamiento del agua, garantizando la seguridad y salud de los habitantes.
La situación en Necochea y otras zonas afectadas evidencia la necesidad de políticas públicas sólidas y una mayor conciencia social sobre el problema del arsénico en el agua.