

La situación ha dado indicios esperanzadores: Lanata estaría con los ojos abiertos, aunque todavía no mantiene una conexión clara con su entorno.
Para reconectar intelectualmente con su entorno, los especialistas recomiendan que Lanata retome su rehabilitación en la clínica Santa Catalina, donde había sido trasladado en dos ocasiones durante los últimos meses. Sin embargo, en ambas oportunidades, su tratamiento se vio interrumpido por descompensaciones, lo que obligó a su regreso al hospital en el que había ingresado inicialmente por estudios de rutina.
Actualmente, en su círculo más cercano existe una disputa legal sobre las opciones disponibles: mientras algunos abogan por la continuidad de la internación en una clínica especializada, también se baraja la posibilidad de que Lanata pueda retornar a su hogar.
En la clínica de neurorehabilitación, Lanata debería someterse a un proceso de terapia ocupacional, lo que implicaría un largo camino hacia la recuperación. Sin embargo, la opción de volver a casa también está sobre la mesa, aunque la vivienda del periodista no está adaptada para recibirlo en su condición actual.
En contraste, el departamento de su esposa, Elba Marcovecchio, cuenta con todas las instalaciones necesarias: baño apto para silla de ruedas, puertas más amplias para facilitar el acceso de camillas, entre otras adaptaciones realizadas en conjunto por la pareja, anticipando la posibilidad de una situación como esta.
El futuro inmediato de Jorge Lanata dependerá de las decisiones médicas y familiares en los próximos días. La posibilidad de continuar en Santa Catalina o trasladarse a un entorno doméstico más preparado serán claves en la planificación de su rehabilitación neurológica y recuperación general.