Como consecuencia, el precio de la carne se estancó, alcanzando un promedio de $7.445 por kilo al consumidor en julio de 2024, lo que representa una disminución del 16% en términos reales respecto a los valores de finales de 2023.

Contexto económico: el impacto en la inflación

Según un estudio del IERAL de la Fundación Mediterránea, la caída en el precio de la carne ha contribuido a la disminución de la inflación, dado que la carne vacuna es un componente clave de la canasta de consumo utilizada para calcular los índices de precios. A pesar de esta disminución, los precios actuales aún se mantienen por encima del promedio histórico registrado entre 2007 y 2023.

Razones detrás de la baja en el consumo

El principal factor que explica esta caída en el consumo de carne, especialmente de carne vacuna, es la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores. La desaceleración de la actividad económica ha obligado a muchas familias a ajustar su gasto en alimentos, afectando principalmente a los sectores más vulnerables y a la clase media.

¿Cómo revertir esta situación?

Para que el consumo de carne vuelva a niveles más accesibles, es fundamental un aumento en los salarios, junto con políticas que incentiven la producción ganadera y ajustes en los impuestos al consumo interno y exportaciones. El equilibrio en estos factores podría no solo incrementar el consumo, sino también asegurar un precio más accesible para la población.