

El panorama de la industria argentina en febrero de 2025 mostró un escenario preocupante. Según informes recientes, las plantas industriales en su conjunto operaron a menos del 60% de su capacidad instalada, replicando la tendencia de enero. Esto significa que, en promedio, más del 40% de las maquinarias industriales del país permanecieron paradas.
Este nivel de actividad es uno de los más bajos de los últimos años, constituyéndose en el tercer peor febrero en los últimos 9 años, superado únicamente por los registros de 2024 y 2021, marcados por la pandemia. El dato se ubica 2,4 puntos porcentuales por debajo del promedio de la serie histórica, según análisis del Centro CEPA basados en información del INDEC.
El relevamiento oficial del INDEC mostró realidades dispares según los sectores. Aquellos que mejor aprovecharon su capacidad instalada, superando el promedio general, fueron principalmente los relacionados con las materias primas o actividades menos expuestas directamente a la competencia externa, como Refinación del petróleo (73,9%), Papel y cartón (68,8%), Industrias metálicas básicas (67,3%), Sustancias y productos químicos (63,4%) y Productos alimenticios y bebidas (62,4%). Este último recibió un impulso particular de la mayor molienda de oleaginosas y la elaboración de bebidas.
Sin embargo, la otra cara de la moneda la muestran los bloques sectoriales que operaron significativamente por debajo del promedio, muchos de ellos con alta incidencia en el empleo y el entramado productivo regional y nacional: Productos minerales no metálicos (55,0%), Industria automotriz (54,6%), Edición e impresión (52,8%), Tabaco (49,9%), Productos de caucho y plástico (46,3%) y, especialmente preocupante, la metalmecánica excepto automotores (44,0%).
El caso de la actividad metalúrgica y metalmecánica es paradigmático. A pesar de un leve repunte estadístico (7 puntos respecto a febrero de 2024) impulsado por una mayor demanda de maquinaria agrícola (tractores, cosechadoras) y algunos electrodomésticos, el sector apenas alcanzó el 44% de uso de su capacidad instalada. En la práctica, esto significa que más de la mitad de las fábricas metalúrgicas del país permanecen "en silencio".
La Unión Industrial Argentina (UIA) expresó su preocupación y advirtió que el sector metalmecánico emplea a más de 300 mil trabajadores de forma directa. Instó al gobierno a que, junto con la agenda de apertura comercial, se aborden los "problemas sistémicos de competitividad del país" para "reducir el costo argentino sin poner en riesgo el desarrollo económico del país y el empleo". Particularmente afectado se siente el grupo vinculado a la maquinaria agrícola, que transita una etapa de incertidumbre ante recientes decisiones que autorizaron el ingreso de equipos importados usados con menores aranceles.
La Federación de Industrias Textiles Argentinas (FITA) también alzó la voz, alertando que el sector opera con una "muy baja utilización de la capacidad instalada (46,4%)" y ha sufrido una "importante cantidad de puestos de trabajo perdidos" en el último año: "uno de cada tres empleos perdidos en el último año corresponde al textil". Manifestaron que priorizar la rebaja de aranceles antes de bajar costos internos genera una "competencia desigual que pone en riesgo el tejido productivo nacional".
Este panorama industrial contrasta con la mejora general de la actividad económica, que en febrero registró su décima mejora mensual consecutiva, superando en 1,9% el nivel previo a la última recesión. Sin embargo, la industria manufacturera no logra reflejar este repunte general.
El motivo radica en que los sectores que más impulsaron la mejora de la economía, como la intermediación financiera (+30,2%) y el comercio (+7,4%), no dependen de maquinaria ni obreros para su producción. En cambio, la industria manufacturera (+5%) y la construcción (+4%), que sí emplean intensivamente capital y mano de obra, tuvieron un desempeño comparativamente mucho más bajo.