

Subrayando que el financiamiento del FMI no puede reemplazar el esfuerzo estructural que requiere el país para lograr el equilibrio macroeconómico.
En su reciente blog, Cavallo enfatizó que:
El financiamiento del FMI es crucial para evitar un default de la deuda externa y reducir la tasa de interés en el acceso a mercados de capitales en monedas convertibles.
Sin embargo, advirtió que no debe sustituir el esfuerzo necesario para equilibrar las cuentas externas y consolidar el proceso de desinflación.
“El financiamiento del FMI no puede sustituir el esfuerzo que Argentina debe hacer para asegurar el equilibrio de las cuentas externas y conseguir que la estabilidad cambiaria permita consolidar el proceso de desinflación”, destacó Cavallo.
Cavallo criticó el empleo de reservas para intervenir en el mercado cambiario, calificándolo de “contraproducente”:
Sostuvo que la intervención con reservas, tanto en el mercado oficial como en los pseudo libres (CCL y MEP), podría poner en riesgo el proceso de desinflación.
Recalcó la importancia de establecer reglas claras en la política monetaria y cambiaria, integradas en el programa acordado con el FMI.
El ex ministro también analizó la situación del sistema actual, resaltando:
La existencia de una fijación blanda en el tipo de cambio, que se espera se convierta en una fijación dura sin los mecanismos necesarios para inducir entradas netas de capitales.
La necesidad de definir una estrategia futura entre un tipo de cambio fijo o una flotación a la peruana, en función de la persistencia de la inercia inflacionaria.
Cavallo subrayó que, en los planes de estabilización exitosos del pasado, el tipo de cambio se fijó de manera única y se eliminó la diferenciación cambiaria, permitiendo una fuerte entrada de dólares a la economía formal. En contraste, el actual manejo del mercado:
Requiere el uso de reservas escasas del Banco Central.
Se basa en un sistema de intervención que no garantiza la consolidación de un mercado unificado y libre de cambios.
Además, destacó la importancia de que el gobierno comunique con convicción los cambios en el esquema cambiario, evitando que parezcan impuestos por el FMI, para generar confianza en el proceso.