

En declaraciones emitidas después de los incidentes en el Congreso, Bullrich aseguró que Grillo, a quien vinculó con la Municipalidad de Lanús y con el dirigente Julián Álvarez, estaría detenido. Además, la ministra argumentó que la violencia protagonizada durante la marcha se debía a la presencia de actores políticos radicales, afirmando que “la gravedad” de los hechos fue producto de “gente que se nuclea políticamente para voltear al Gobierno” y que “venían preparados para matar”. También afirmó que se incautaron “armas de fuego, armas blancas, dos tipos de miguelitos para pinchar las gomas de los patrulleros y muchas cosas más”.
Contrario a lo declarado por la ministra, el fotógrafo Pablo Grillo fue gravemente herido al recibir el impacto de un cartucho de gas lacrimógeno durante la represión policial. Actualmente, Grillo se debate entre la vida y la muerte en el Hospital Argerich, recibiendo atención médica urgente. No existe registro alguno de que se encuentre detenido, lo que demuestra que las afirmaciones de Bullrich son infundadas.
Las declaraciones de Bullrich han generado gran controversia en un contexto ya de por sí tenso tras los incidentes en el Congreso. Mientras la ministra intenta enmarcar los hechos dentro de una narrativa de violencia política y conspiración, la realidad de la situación de Pablo Grillo expone una grave agresión y una manipulación de la información. La tergiversación de hechos en contextos de alta sensibilidad social y política solo profundiza la polarización y genera desconfianza en las instituciones.