

Este innovador prototipo, liderado por equipos del Instituto de Inmunología Clínica y Experimental de Rosario (IDICER) y el Laboratorio de Tecnología Inmunológica de la UNL, se encuentra en etapa preclínica y ha mostrado resultados prometedores en modelos animales.
Los ensayos realizados han evidenciado una disminución de la miocarditis, la inflamación y las alteraciones electrocardiográficas asociadas a la fase crónica de la enfermedad. Este enfoque es particularmente novedoso, ya que la mayoría de las investigaciones previas sobre vacunas se centran en la fase aguda, inmediatamente posterior a la infección.
La enfermedad de Chagas, causada por el parásito intracelular Trypanosoma cruzi, afecta principalmente al corazón y puede derivar en complicaciones severas como la miocarditis chagásica crónica (MCC). En Argentina, esta afección es la manifestación más común, apareciendo entre 15 y 30 años después de la infección inicial, afectando principalmente a adultos jóvenes en plena etapa productiva.
La MCC puede generar insuficiencia cardíaca, agrandamiento del corazón e incluso muerte súbita, deteriorando gravemente la calidad de vida de los pacientes.
Hoy en día, los medicamentos disponibles, benznidazol y nifurtimox, son efectivos principalmente en la fase aguda de la enfermedad. Sin embargo, esta etapa suele pasar desapercibida, lo que limita las posibilidades de cura en la mayoría de los casos. En fases más avanzadas, la eficacia del tratamiento se reduce considerablemente.
La vacuna experimental desarrollada por el IDICER es preventiva y su administración nasal la hace más práctica y aceptable para la población. Sin embargo, no está destinada a quienes ya cursan la enfermedad. Paralelamente, el equipo de la UNL, liderado por Iván Marcipar, trabaja en una vacuna terapéutica destinada a evitar la progresión de la enfermedad en su fase crónica indeterminada.
Ambos proyectos están en etapa preclínica, evaluando la inmunogenicidad y eficacia de las vacunas en estudios in vivo e in vitro. Para avanzar hacia las pruebas en humanos y eventual comercialización, se requieren fondos significativos que permitan continuar con las investigaciones.