Este fenómeno responde a varias causas, entre ellas las fuertes barreras a la importación y el elevado nivel impositivo que enfrenta el sector textil, lo que genera precios más altos y reduce las opciones de compra para los consumidores.
Uno de los hallazgos más significativos del estudio es que los impuestos representan el 50% del precio final de una prenda de marca. El resto del costo se divide entre producción, comercialización y márgenes de ganancia de los empresarios y dueños de locales. Además, el informe destaca que la ropa de marca llega a ser hasta siete veces más cara que la que proviene del sector informal.
El estudio subraya que el sector textil argentino es uno de los más informales, con aproximadamente el 65% del empleo en negro. Este nivel de informalidad genera que aquellos que operan fuera del marco legal logren mejores márgenes de ganancia que aquellos que sostienen su actividad de forma formal. Además, los precios en comercios formales son considerablemente más altos que en los informales.
Un dato revelador del informe es que con $100.000 se pueden adquirir diez remeras en Avellaneda, cinco en un local de barrio o una de una marca reconocida. Esta disparidad de precios refleja la segmentación del mercado y las diferentes condiciones comerciales entre los puntos de venta.
El informe identifica cuatro condiciones que caracterizan al sector textil argentino:
A pesar de estas características, el estudio señala que los precios de la ropa en Argentina son significativamente altos en comparación con otros bienes nacionales e internacionales, lo que genera una segmentación del mercado y una oferta dispar de precios y productos.
Para bajar los precios de la ropa, el estudio sugiere reducir el nivel de proteccionismo y fortalecer la industria nacional, lo que podría mejorar la competitividad y productividad del sector. Además, una reducción fiscal ayudaría a incentivar la formalización del empleo en el sector textil y a disminuir los niveles de informalidad.