Fuentes del INDEC explicaron que el desplazamiento de Calero responde a cuestiones operativas y formas de trabajo, desligándolo de la implementación del nuevo IPC. Se destacó que la medida obedece a diferencias en el manejo de recursos humanos, trabajo en equipo y el cumplimiento de metas.
Calero supervisaba dos áreas clave: la Dirección de Índices de Precios de Consumo, liderada por Georgina Giglio, y la de Índices de Precios de la Producción, dirigida por Rodrigo Oliver. Según trascendió, la decisión se habría tomado tras diferencias de criterio con el titular del organismo, Marco Lavagna.
El INDEC se encuentra en las etapas finales del desarrollo de un nuevo índice de precios, con el objetivo de refinar la medición. Lavagna había adelantado en septiembre que el nuevo IPC contará con 500.000 precios relevados, un aumento significativo respecto a los 320.000 precios actuales. Además, el número de informantes pasará de 16.700 a 24.000, con el propósito de ampliar la base de datos.
Lavagna explicó la importancia de elegir el momento adecuado para introducir los cambios en el sistema:
"Tenemos que tener mucho cuidado en cuándo hacemos los cambios para que esto se entienda bien."
Desde la cúpula del INDEC descartaron que el pedido de renuncia de Calero esté relacionado con la preocupación por los resultados del IPC, mientras el Gobierno busca reducir la inflación a niveles cercanos a cero. La desvinculación fue presentada como una cuestión interna de gestión y no como una respuesta directa a posibles variaciones en los datos de inflación.
El lanzamiento del nuevo índice en noviembre genera expectativa tanto en el sector económico como en la sociedad en general. La ampliación de la muestra y la modernización del relevamiento apuntan a mejorar la precisión del indicador. Sin embargo, el contexto de reajustes internos dentro del organismo podría generar interrogantes sobre la continuidad y calidad de los procesos estadísticos en marcha.
Con estos cambios, el INDEC busca optimizar su estructura mientras se prepara para una etapa crucial en la medición del comportamiento de los precios, en un escenario de alta inflación y expectativas económicas volátiles.