El equipo dirigido por Pablo Prigioni había llegado a la final tras vencer a Canadá por 83-73 en la semifinal. Sin embargo, no pudo superar a una "Verdeamarela" que venía de una victoria histórica contra Estados Unidos y que se tomó revancha de la final de 2022, donde Argentina se había quedado con el título.
El partido, disputado en el Polideportivo Alexis Argüello de Managua, fue de baja puntuación y demostró la solidez defensiva de Brasil, que supo controlar el ritmo del encuentro y sentenciar el marcador a su favor.