Según los testimonios, Ponce utilizaba un modus operandi en el que convocaba a multitudes de fieles, "les daba la palabra" y los persuadía para "profundizar su fe junto a él", momento que aprovechaba para los abusos.
Una referente de la organización Madres Víctimas de Trata, que difundió el caso, describió a Ponce como "una bestia que tiene iglesias en todas las provincias y lleva supuestamente a pasear a los chicos para abusarlos". Desde la organización, enfatizaron la gravedad de la situación: "Camina por todo el país dando la palabra y violando a los pibes. Es gravísima la situación, la verdad, un asco de persona".
Madres Víctimas de Trata subrayó la importancia de la difusión del caso, advirtiendo a la población sobre la necesidad de no confiar ciegamente en todos los pastores y sobre la falta de control en muchas iglesias evangélicas.
Muchas de las víctimas declararon que llevaban años esperando la acción de la Justicia. La primera denuncia formal contra el pastor se radicó hace dos años, y desde entonces, solo se sumaron más testimonios similares, lo que finalmente llevó a la detención de Ponce.