La tensión política en Argentina escaló a un nuevo nivel. El presidente Javier Milei ratificó su decisión de vetar la ley de movilidad jubilatoria y la prórroga de la moratoria previsional, aprobada este jueves por el Senado.
La normativa sancionada por el Senado establece un aumento real del 7,2% para jubilaciones y pensiones (excluyendo regímenes especiales), y eleva el bono previsional de $70.000 a $110.000, con actualizaciones por inflación. Además, restituye por dos años la posibilidad de que personas sin los 30 años de aportes puedan adquirir los períodos faltantes para acceder a la jubilación mínima. Para el oficialismo, este esquema representa un grave riesgo para la sostenibilidad fiscal del país.
Milei no dudó en arremeter contra los legisladores y gobernadores que apoyaron el proyecto, acusándolos de actuar con desesperación: "Nada de esto nos sorprende. Estamos preparados. Esto es un acto de desesperación porque saben que en octubre la libertad arrasa". Según el Presidente, el resultado en el Senado era un golpe previsible que ya anticipaban internamente desde el día anterior.
En un pasaje de su discurso, el mandatario comparó la decisión legislativa con una traición, utilizando la metáfora de los "puñales en la espalda". Sin embargo, minimizó el impacto al afirmar: "Aun cuando les claven puñales en la espalda, si ustedes sabían, probablemente un chaleco de seguridad y no pase nada. Los puñales existen, pero la macro es un chaleco de seguridad".
La confrontación promete ser intensa. Milei no solo reiteró su apuesta innegociable por mantener el superávit fiscal como política permanente, sino que dejó claro que, en caso de que la ley avance a pesar de su veto presidencial, la batalla final se trasladará al ámbito judicial. "Aun si se diera el peor de los casos (...) el daño que podrían causar podría ser mínimo", concluyó, anticipando una pulseada que podría llegar hasta la Corte Suprema.