Durante el oscuro período de la dictadura cívico-militar (1976-1983), Julio Simón se destacó como uno de los torturadores más notorios en el centro clandestino de detención El Olimpo. Bajo el mando de figuras como Jorge Rafael Videla, Emilio Masera y Orlando Agosti, estuvo al frente de grupos responsables de detenciones, desapariciones y torturas, especialmente dirigidas contra prisioneros de origen judío.
El "Turco Julián" fue condenado en tres ocasiones por delitos de lesa humanidad. En 2006, un Tribunal Oral Federal lo sentenció a 25 años de prisión por "detención ilegal y torturas" cometidas contra José Poblete y Gertrudis Hlaczik, así como por la ocultación de su hija, una bebé de ocho meses. Posteriormente, fue condenado a 23 años en la causa "Batallón 601" por secuestros, torturas y desaparición forzada de personas entre 1979 y 1980.
Además de su historial de violaciones a los derechos humanos, Simón era infamemente reconocido por su manifiesto antisemitismo. Durante las torturas a prisioneros judíos, se le veía utilizando una "bandera nazi" como brazalete y mostraba un nivel de ensañamiento considerable, como relató el cineasta y secuestrado Jorge Taglioni en 1978.
Con el retorno de la democracia y la derogación de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, Simón fue juzgado nuevamente. Tras un periodo en Brasil trabajando como vigilador y guardaespaldas, regresó a Argentina, donde se abrió el camino para procesar a quienes cometieron violaciones a los derechos humanos durante la dictadura.