

Su participación en el evento de Fórmula 1 generó una ola de críticas por parte de la ciudadanía y tensiones con la oposición política, que evalúa promover una medida para su suspensión.
La polémica se encendió al aparecer imágenes de Rojas disfrutando del evento en el canal ESPN, lo que desató comentarios en redes sociales y reacciones en el ámbito político local. Según fuentes cercanas, “lo mantuvo oculto hasta que fue captado por las cámaras”, lo cual habría obligado al intendente a reconocer su presencia en Brasil. La normativa municipal exige una licencia para viajes internacionales que excedan cinco días, pero Rojas asegura que su ausencia no alcanzó ese límite.
En medio del revuelo, el intendente compartió en su cuenta de Instagram una foto junto a su hija desde el circuito, comentando: “Sueño cumplido. Fin de semana con mi hija Maitena viendo la Fórmula 1. Amor eterno y felicidad total”. Esta publicación intensificó las críticas, ya que se cuestiona la oportunidad del viaje y si se usaron recursos públicos para fines personales.
Desde el aeropuerto de San Pablo, Rojas defendió su decisión de no pedir licencia: “No fue necesario. Salí el jueves a las 16 y estoy regresando hoy. Ni siquiera contando días corridos haría falta”. Aseguró que el viaje fue un regalo para su hija por su cumpleaños, buscando cumplir su deseo de asistir a un evento de Fórmula 1.
Las entradas para el Gran Premio de Brasil son costosas, con agencias de viaje ofreciendo paquetes desde USD 2.500 a USD 3.000, dependiendo de la ubicación en las tribunas y del hotel. En una oferta más exclusiva, el Grand Prix Club – VIP Lounge tenía paquetes por más de 3.800 euros por persona. Estos costos ponen en perspectiva el prestigio y valor del evento internacional al que asistió Rojas.
El viaje del intendente abre un debate sobre la conducta y el compromiso de los funcionarios públicos frente a las obligaciones con sus ciudades, en particular cuando se trata de ausencias para asuntos personales y el uso adecuado de los recursos públicos.