

Acompañada por su esposo, Ramiro Ponce de León, Peña se encontró con un inesperado desafío en el aeropuerto de México. La falta de accesibilidad del equipo de asistencia complicó su movilidad, ya que no contaba con una silla que le permitiera moverse de manera independiente. En un momento gracioso, compartió en sus redes sociales que se quedó inmovilizada mientras su marido iba al baño, y, sin sus anteojos, le hizo saber de forma cómica que no podía ver los arribos.
A pesar de los inconvenientes, “Flor” mantuvo su sentido del humor y mostró cómo su esposo la trasladaba por los pasillos del aeropuerto. Finalmente, compartió una imagen saludando desde el avión, demostrando que, a pesar de las dificultades, su espíritu positivo sigue intacto.
Este episodio resalta la importancia de mejorar la accesibilidad en los aeropuertos, un tema que afecta a muchas personas con discapacidades, ya sean temporales o permanentes.