Este domingo, con el inicio de septiembre, los conductores locales se encontraron con un nuevo golpe al bolsillo: el litro de nafta súper en las estaciones de YPF pasó de $1.139 a $1.182, mientras que la nafta Infinia subió de $1.368 a $1.420. El diesel 500 también experimentó un incremento, subiendo de $1.139 a $1.162, y el Infinia Diesel pasó de $1.348 a $1.375.

Desde la llegada de Javier Milei al poder en diciembre, la nafta súper ha registrado un aumento del 158%, acumulando un impresionante 340% en los últimos doce meses. Este escenario de aumentos se aceleró a partir de agosto del año pasado, con incrementos notables en octubre, noviembre y principios de diciembre. Aunque hubo un ajuste del 35% tras la devaluación del 13 de diciembre, los precios continuaron subiendo a un ritmo más moderado.

Las principales refinadoras del país, como YPF, Axion, Raízen (Shell) y Trafigura (Puma), justifican estos incrementos señalando que los precios locales aún están rezagados frente a los valores de exportación. Además, buscan reducir la brecha de precios entre la Ciudad de Buenos Aires y el interior del país, un tema que ha generado quejas entre los consumidores fuera del AMBA.

El aumento reciente, avalado por el gobierno, también busca compensar la continua devaluación del peso frente al dólar, que ha alcanzado un ritmo del 2% mensual. A esto se suma la actualización del Impuesto a los Combustibles Líquidos (ICL), que subió un 1% este mes, aunque el ajuste fue menor al previsto. En septiembre, se esperaba un incremento de $194 por litro (117%) para recuperar la inflación acumulada, pero finalmente solo se aumentó $12 por litro (7%).

El Ministerio de Economía ha vuelto a postergar el ajuste completo del ICL, buscando moderar el impacto de estos aumentos en el índice general de precios. Sin embargo, los consumidores siguen preocupados, ya que el costo de vida continúa encareciéndose mientras el poder adquisitivo disminuye.

La situación en Necochea refleja el contexto nacional, donde la inflación y la devaluación siguen siendo factores críticos en la economía diaria. Los ajustes en el precio de los combustibles no solo afectan a quienes necesitan llenar sus tanques, sino que también impactan en los costos de transporte y los precios de bienes y servicios, profundizando el malestar en un contexto económico ya de por sí complicado.