

El reconocido actor estadounidense Jason Momoa deja de lado por un momento su taquillero rol de Aquaman para presentar “Sweet Girl”, filme de acción y suspenso que pone a las farmacéuticas y al desigual sistema de salud de su país en el lugar del villano, y cuyo estreno mañana a través de Netflix es en su opinión el “timing perfecto” por cómo la pandemia puso esos temas en primer plano.
Momoa encarna en esta nueva producción a Ray Cooper, un devoto padre de familia que jura llevar ante la justicia a la compañía farmacéutica responsable de retirar del mercado un medicamento que podría haber salvado la vida de su esposa (Adria Arjona), fallecida por cáncer.
Ray asume personalmente la búsqueda de la verdad y eso lo lleva a un encuentro mortal que lo pone en peligro tanto a él como a su hija adolescente Rachel (Isabela Merced). A partir de entonces, la tarea se transforma en una cruzada vengadora.
Dirigida por Brian Andrew Mendoza, con la participación de Justin Bartha, Amy Brenneman y Manuel García-Rulfo, entre otros, “Sweet Girl” tiene a los 1,93 metros de Momoa al servicio de lo que mejor sabe hacer -romperle la cara a varios oponentes- aunque con una trama con los pies más en la tierra que sus grandes títulos pochocleros, usualmente anclados en el género fantástico.
Su icónico Khal Drogo de “Game of Thrones”, su canchero superhéroe en “Aquaman” y “Liga de la Justicia”, la postapocalíptica “See” (serie de Apple TV+) o la reversión de un clásico de la ciencia ficción como “Duna” (en octubre en los cines argentinos) son algunos de los papeles y producciones con los que el gigante hawaiano está más identificado.
"Lo que me atrajo inicialmente de esta película fue el corazón que tenía, que saltaba a la vista cuando leías el guion"
Isabela Merced