

Hay dos temas que mejor evitarlos, te dicen. Hablar de política y religión en un encuentro es para problemas, recomiendan para que reine la armonía. Sin embargo, es justamente de lo que Claudia Piñeiro y Marcelo Piñeyro ("Kamchatka") eligen tratar en "El Reino".
La dupla creativa se conoció por primera vez hace más de una década cuando el cineasta llevó adelante con guión de Marcelo Figueras la adaptación de la novela de la escritora que obtuvo el Premio Novela Clarín, Las viudas de los jueves (2005). Pero coincidieron meses atrás en una oportunidad que también los marcó. Cosas que pasan por algo, se aventuraría a decir alguien creyente.
"Fuimos convocados por un productor para hacer una serie que no nos interesó", cuenta en una charla para Filo.News. Salieron de la reunión, se miraron y dijeron: "No tengo ganas de hacer esto". Pero sí "teníamos ganas de trabajar juntos". Así que Claudia propuso: "¿Por qué no pensamos qué queremos escribir?".
"Nos empezamos a juntar con ideas que traía él o yo, fuimos descartando, hasta que quedaron dos y finalmente esta: la familia del Pastor Evangelista que se termina metiendo en la política y que va a ser candidato a la vicepresidencia. Fue creciendo, creciendo, creciendo hasta que tuvimos un guión lo suficientemente interesante como para presentárselo a Netflix, que le interesó el proyecto y acá estamos", adelanta.
El cineasta y la dramaturga componen una Argentina contemporánea atravesada por cuestiones sociales resonantes en un año electoral. Una de sus fórmulas es un político candidato a presidente acompañado por el postulado a vice, el Pastor Emilio Vázquez Pena (Diego Peretti), quien tras el asesinato de su compañero queda como sucesor natural para presentarse en las elecciones.
Al tiempo que la fiscal Roberta Candia (Nancy Dupláa) va tras las señales del crimen, cada uno de los personajes actuará para proteger el mundo que construyó, defendiendo sus intereses, creyendo y descreyendo entre sí.
"El Reino" se destaca por entre varios puntos fuertes como lo son su guión y fotografía -constantemente representando la lucha entre la luz y la oscuridad- por sus personajes, que son llevaros a escena por un elenco de talentos de renombre como lo son Peretti, Dupláa, Mercedes Morán, Joaquín Furriel, Chino Darín, Vera Spinetta, y hasta participaciones como Victoria Almeida, Santiago Korovsky, Daniel Fanego, Sofía Gala, Alejandro Awada, Ana Celentano, Diego Gentile y más.
Caracterizaciones físicas como las de Peretti, Morán y Lanzani (interpretando a Tadeo, un joven de cabello largo, con una patología en el habla y aparentemente sensible, desapegado al mundo material) logran presentar roles que mueven un poco a sus artistas de los roles en que acostumbramos a verles. Y el clímax en que se mueven les permiten actuar, incluso debatiendo quiénes son los verdaderos protagonistas, quienes se apoderan de la escena.
La espacialidad es otro de los temas reinantes. Lugares como el templo, la fiscalía o un escenario político, el contexto no se vuelve una melodía de fondo sino que enardece los intereses de sus personajes, motivados y motivadas cada quien por su fe.
Claudia Piñeiro también es una navegante por esas aguas. Como expresaba antes, elige correr el riesgo de hablar de lo que nos piden que evitemos, porque es en esos conflictos, en las adversidades y contradicciones que nos humanizan, donde buscamos comprender el mundo, con sus luces y tinieblas; acercarnos y distanciarnos.
Lo exploró con Las Maldiciones (2017) y más tarde con Catedrales (2020), su última novela. "Alguien puede llear a la política por muchos motivos. Unos más legítimos, otros menos. También por error, por desidia. O por no saber decir que no", una de las frases del primer libro que mencionaba y aquí la relación con la serie, que te compromete de tal forma (como fiel creyente o militante) que vas a buscar seguir mirando, expectante episodio a episodio.
No deja de ser interesante, como lo plasmó Margaret Atwood con su distopía El cuento de la criada, que nos involucren en universos de apariencias, donde entre parábolas o discursos previamente estudiados y medidos, sea posible encontrar alguna forma de verdad, amor y salvación. La ficción realista nutrida de una realidad para deconstruirla.