El escalofriante caso del femicidio de Débora Bulacio sigue revelando detalles que confirman un patrón de violencia y control ejercido por el asesino confeso, Ángel Andrés Gutiérrez (32).
La expareja de Gutiérrez confirmó los antecedentes de violencia física extrema:
"Recuerdo que un día era tarde y él se quería ir, pero yo le reproché que se vaya, entonces empezó a insultarme y mirarme de manera amenazante, ahí me quiso pegar y yo salí corriendo. Me fui corriendo para la comisaría que estaba a 4 cuadras, pero en el trayecto me agarró y me arrastró para adentro. Luego me quiso ahorcar y me separé."
La mujer logró escapar de la relación tras este violento episodio.
El testimonio revela que el control de Gutiérrez no era solo físico, sino también psicológico y tecnológico, buscando la impunidad:
Rompía el Celular: La mujer contó que él le rompía el celular para evitar que ella pudiera sacarse fotos de las marcas de la agresión o que intentara pedir auxilio.
Impedía Denuncias: Este patrón de manipulación buscaba impedir que sus parejas pudieran denunciarlo o dejar evidencia de la violencia.
Lamentablemente, este esquema de violencia se repitió con Débora Bulacio. Se confirmó que Débora presentaba signos de violencia previos al fallecimiento y otros post mortem, y que en sus últimos momentos intentó huir y zafarse de la asfixia a la que fue sometida.