

El video que circula en redes sociales muestra al joven con un vestido roto, manchas rojas simulando sangre y la palabra “violada” escrita en su espalda.
La polémica se intensificó debido a que el material audiovisual finaliza con un compañero realizando gestos alusivos al abuso, mientras ambos se ríen junto a la persona que graba. Este acto ha sido calificado como una trivialización de la violencia sexual, un delito grave.
El incidente reabre el debate sobre los límites del humor, la empatía y la conciencia social, especialmente en un país donde las estadísticas de violencia de género son alarmantes.
La división del colegio IPET 267 no involucrada en el incidente emitió un comunicado oficial repudiando el acto y distanciándose de la conducta del alumno:
“Esto no representa los valores de nuestra institución” y “esto no es una ‘cosa de adolescentes’”, manifestaron.
La institución expresó estar “totalmente conmocionados por la violencia de las imágenes”, subrayando la necesidad de reflexionar sobre la educación en respeto y la gravedad de la violencia sexual en la sociedad.