

La cifra, basada en registros del ARCA, revela que el total de kioscos activos disminuyó de 112.000 a 96.000. Esta masiva ola de cierres responde a una combinación letal de factores: una drástica caída del consumo, el imparable aumento de los costos fijos y una competencia cada vez más feroz por parte de grandes cadenas y comercios informales.
La retracción del consumo se posiciona como uno de los factores determinantes. Las ventas del sector se desplomaron hasta un 40% en los últimos dos años, con una baja notable de entre el 30% y 35% en bebidas durante el verano. Según datos de NielsenIQ, en 2024 los kioscos experimentaron una baja promedio del 16%, con caídas más pronunciadas en categorías clave como bebidas (17%), golosinas (23%) y galletitas (11%).
Paralelamente, los costos fijos, que incluyen alquileres, y especialmente tarifas de luz y gas, se dispararon a niveles insostenibles para muchos comerciantes. Algunos kiosqueros han denunciado que sus facturas de luz pasaron de unos pocos miles a cientos de miles de pesos en cuestión de meses. Esta contracción drástica de los ingresos, sumada al exponencial aumento de los egresos, ha dejado a un gran número de comerciantes al borde del cierre definitivo.
La competencia también jugó un rol clave en esta crisis. Cadenas de supermercados, farmacias, supermercados chinos e incluso verdulerías han incorporado de manera agresiva productos que antes eran dominio exclusivo de los kioscos, como golosinas, cigarrillos y bebidas. Estos nuevos actores, en muchos casos, no están sujetos a las mismas regulaciones o estructuras de costos que los pequeños kioscos, generando una competencia que el sector califica de desleal.
En un intento por sobrevivir, muchos kiosqueros buscan la reconversión. Algunos han optado por sumar a su oferta productos como café al paso, comida preparada, panificados o incluso artículos de librería. Otros apelan a promociones o incorporan marcas alternativas más económicas para atraer a los consumidores. Sin embargo, estas medidas a menudo requieren inversiones y permisos que, en el contexto económico actual, resultan cada vez más difíciles de sostener para los pequeños comerciantes.