

El macabro descubrimiento tuvo lugar en la avenida Congreso 3742, en el barrio porteño de Coghlan, cuando un derrumbe durante una obra de construcción reveló los restos enterrados a solo 60 centímetros de profundidad. La proximidad con la antigua residencia de Gustavo Cerati generó un impacto inicial, aunque la investigación determinó que no existía una relación directa entre el caso y el exlíder de Soda Stereo.
El fiscal Martín López Perrando, a cargo de la investigación, ordenó la intervención del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), que logró confirmar la identidad del cuerpo mediante una prueba de ADN. Según una investigación de Clarín, un sobrino del joven, al ver las noticias del hallazgo, advirtió similitudes con la vestimenta y objetos que Diego llevaba el día de su desaparición.
Entre los elementos hallados junto a los restos se encontraron una suela, un corbatín escolar, un reloj Casio de los años 80, un llavero con una llave y una moneda japonesa que solía usarse como amuleto entre adolescentes de la época.
El análisis forense también reveló signos de violencia en el cuerpo, incluyendo un puntazo en la cuarta costilla derecha y cortes realizados con un objeto compatible con un serrucho.
Diego vivía con su familia en Belgrano y asistía a la ENET N° 36. Desapareció el jueves 26 de julio de 1984, luego de salir de su casa con uniforme escolar. Era futbolista en el club Excursionistas y solía entrenar todos los días, excepto los jueves. Desde el momento de su desaparición, su familia sostuvo que había sido víctima de un hecho violento, pero la policía caratuló el caso como “fuga de hogar” desde el principio. Su padre, Juan Benigno, denunció públicamente en 1986 la falta de investigación formal y falleció en un accidente vial sin conocer el destino de su hijo. La madre de Diego fue informada del hallazgo por sus otros dos hijos.
La fiscalía ahora se enfocará en interrogar a los ocupantes del inmueble en 1984, un chalet que en ese entonces pertenecía a una mujer mayor y sus dos hijos, de apellido Graf. A pesar de que el crimen estaría prescripto, el Ministerio Público intentará reconstruir la secuencia de los hechos, determinar las causas de la muerte y los motivos del ocultamiento del cuerpo.