

Martín Rappallini, presidente de la UIA, detalló que el modelo económico del Gobierno, centrado en el ajuste fiscal y la apertura comercial, está golpeando severamente a la industria. La principal causa de este desplome es la fuerte caída del consumo interno, a la que se suma el impacto de la desregulación de importaciones que genera una competencia desleal para la producción local. "La importación impacta, pero lo que más nos preocupa es la baja de la actividad”, sostuvo Rappallini.
Los números reflejan la gravedad de la situación: sectores clave como la construcción, textil, calzado y cueros registran caídas de ventas de entre el 15% y el 30%. “En materiales de construcción y en textil hay una baja del 30%. Esa es la gravedad del problema”, precisó el titular de la UIA. Aunque rubros como alimentos y farmacéutica muestran leves repuntes, estos son insuficientes para revertir el panorama general de contracción.
Frente a este escenario adverso, muchas empresas están recurriendo a mecanismos de emergencia para evitar cierres, como la reducción de jornadas laborales, suspensiones de personal, pagos parciales de salarios y la postergación de aportes patronales. Rappallini explicó que “son prácticas habituales cuando la actividad no se recupera y los costos siguen en alza”.
El presidente de la UIA reiteró la necesidad de una reforma laboral e impositiva que "nivelen la cancha" y corrijan distorsiones acumuladas en las últimas dos décadas. A pesar de que algunos indicadores puedan sugerir una aparente estabilización, Rappallini fue contundente: “Desde abril los números están amesetados, pero eso no significa que estemos mejor”.
Con una industria paralizada, pérdida de empleo y sin un horizonte claro de reactivación, la Unión Industrial Argentina endurece su postura, criticando un modelo que prioriza la macroeconomía en detrimento del motor productivo del país.