

El joven, que se colgaba de edificios sin protección para realizar acrobacias, documentó su propia caída, en un evento que conmocionó las redes sociales y visibilizó los peligros del "rooftopping" y la presión de la "sociedad del like".
Wu Yongning forjó su fama en las redes sociales desafiando el abismo: se colgaba de rascacielos con una sola mano, realizaba piruetas al filo de edificios y grababa selfies impactantes desde las alturas. Su contenido, sin redes ni protecciones, lo convirtió en una celebridad digital, acumulando más de un millón de seguidores en la red social Kuaishou.
Antes de volverse viral, Wu era un joven disciplinado de origen humilde, que había probado suerte como atleta y doble de acción en el cine, sin mayor reconocimiento. Vivía en una pequeña habitación alquilada y soñaba con la fama digital como un atajo para ayudar a su madre enferma y financiar sus planes de boda.
Changsha, una ciudad repleta de rascacielos, se convirtió en el escenario perfecto para sus hazañas de "rooftopping", una variante urbana del parkour que combina acrobacia y autoexposición en alturas vertiginosas. Aunque nadie lo avaló formalmente ni se lo prohibió, sus videos, sin equipo de seguridad, ganaron una popularidad explosiva. Wu justificaba la ausencia de protección con la frase: "No uso protección porque me preparo mucho. Entreno todos los días, y solo intento cosas que sé que puedo lograr".
El 13 de noviembre de 2017, Wu accedió al techo del rascacielos HuaYuan, aprovechando la falta de vigilancia. Su objetivo era grabar un truco espectacular para un reto patrocinado, cuyo premio de 100.000 yuanes (aproximadamente 14.000 dólares) le permitiría costear la operación de su madre y sus planes de boda.
Instaló su cámara en un trípode improvisado, se colgó de la cornisa con ambas manos e intentó levantar su cuerpo para regresar al borde. Exhausto, se impulsó una, dos, tres veces, hasta que sus brazos no soportaron el peso. La fuerza le falló, y su figura desapareció del plano, cayendo al vacío. La última escena de su canal de video capturó este trágico momento.
La noticia de la muerte de Wu Yongning sacudió las redes chinas y visibilizó el peligroso fenómeno del "rooftopping". Si bien las autoridades de Changsha se limitaron a confirmar el deceso y recordar la prohibición de acceso no autorizado a infraestructuras, no abordaron la gigantesca industria no regulada de influencers extremos que proliferaba en China.
La muerte de Wu también generó un debate global sobre la responsabilidad colectiva y la "sociedad del like". Publicaciones internacionales como The New York Times y Time analizaron cómo los algoritmos de las redes sociales, al recompensar la cantidad y el riesgo, empujan a los creadores de contenido a buscar desafíos cada vez más peligrosos para satisfacer una demanda insaciable de adrenalina por parte del público.
Wu fue el pionero en llevar estas maniobras radicales a las plataformas chinas con el lema "Sin cuerdas, sin red, sin temor". Sin embargo, la presión de sus seguidores por "más riesgo, más peligro" fue, según los analistas, la "soga invisible" que lo empujó hacia el precipicio. Su video final, que se viralizó por canales alternativos, se convirtió en un testamento macabro de esta compulsión.
La familia de Wu, especialmente su madre enferma, fue el motor de sus riesgos. Un día antes del accidente, le había anunciado: "Te operarán muy pronto, mamá. Todo va a salir bien". A su novia, le dejó planes de boda que nunca se concretaron.
La trágica historia de Wu Yongning se erige como una advertencia brutal sobre los límites de la búsqueda de fama en la era digital y los peligros de una sociedad que, a veces, exige demasiado a sus "héroes" de las redes. La torre HuaYuan, convertida en un altar improvisado con flores y notas, permanece como un sombrío recordatorio de su último acto.