

El ajuste tarifario responde a una combinación de factores. Por un lado, se debe al incremento del precio mayorista de la energía eléctrica, una decisión a nivel nacional. Por otro lado, influye la actualización del Valor Agregado de Distribución (VAD), un componente de índole provincial que incide directamente en el costo final que pagan los consumidores.
El Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos bonaerense confirmó que el aumento promedio para los usuarios residenciales será del 3%. Este incremento se verá reflejado en las boletas correspondientes a los consumos de junio y julio, lo que significa que el impacto se sentirá en las facturas que lleguen a los hogares entre julio y agosto.
Para ilustrar el alcance de esta suba, se estima que:
Un usuario residencial de nivel N1 (ingresos altos) con un consumo medio, que venía pagando alrededor de $38.600, pasará a abonar aproximadamente $39.800.
Un usuario N2 (ingresos bajos), que en su última boleta pagó $24.400, verá su factura incrementarse a cerca de $25.300 con el nuevo cuadro tarifario.
Este aumento se suma a una serie de actualizaciones mensuales que el Ejecutivo provincial ha estado aplicando en diversos servicios públicos, siguiendo una lógica similar a la del transporte. En el caso específico de la energía eléctrica, estos incrementos se enmarcan en políticas tanto nacionales como provinciales que buscan recomponer costos en un contexto de alta inflación.
Este nuevo ajuste continúa la tendencia de trasladar parte del costo del servicio directamente al usuario final, impactando en el presupuesto de los hogares bonaerenses.