

La industria manufacturera argentina continúa en retroceso. Según el informe publicado por el INDEC, en marzo de 2025, la capacidad instalada del sector se ubicó en apenas el 53,4%. Esta cifra representa una caída de casi 14 puntos interanuales, ya que en marzo de 2024 el nivel de utilización de la capacidad productiva era del 67,3%.
La capacidad instalada es un indicador clave que mide cuánto del potencial productivo de una industria está efectivamente en uso en un determinado período. Su deterioro es un síntoma claro de desaceleración económica, dado que implica una menor producción de bienes, lo que a su vez se traduce en menos ventas y, consecuentemente, una afectación al empleo.
El retroceso en el uso de la capacidad instalada afectó a diversas ramas industriales, siendo algunas particularmente golpeadas:
El freno en la industria se ha acentuado desde fines de 2023, afectando con mayor rigor a los sectores de bienes durables y semidurables. Las causas de este escenario son múltiples, incluyendo la caída del consumo, la incertidumbre económica, la contracción del crédito y la suba de costos de producción.
Este panorama genera preocupación en el entramado productivo nacional, ya que muchas plantas industriales se ven obligadas a trabajar por debajo del umbral de rentabilidad. Esto tiene consecuencias directas en el empleo, la inversión productiva y la recaudación fiscal del Estado.v