

Los dirigidos por Lionel Scaloni demostraron que la fuerza colectiva de la Selección argentina es capaz de superar ausencias y críticas. Con goles de Julián Álvarez, Enzo Fernández, Alexis Mac Allister y Giuliano Simeone, el equipo no solo aseguró la clasificación al Mundial 2026, sino que además repartió un baile histórico a la selección brasileña. La victoria, que también se enmarca en el Clásico de las Américas, fue aún más significativa tras las declaraciones previas del brasileño Raphinha, quien había asegurado que la "Canarinha" le daría una paliza a Argentina.
La previa preocupación por la ausencia de Lionel Messi, afectado por una lesión en el aductor de su pierna izquierda, y la falta de figuras como Lautaro Martínez, no fue obstáculo para que la "Scaloneta" se impusiera con autoridad. La vuelta de Rodrigo De Paul, clave en la presión y recuperación de balón, marcó un antes y un después en la dinámica del equipo. Este desempeño se suma al triunfo reciente contra Uruguay, donde un gol de Thiago Almada selló una victoria ajustada y demostró la solidez del grupo.
La contundente victoria en el Monumental se destacó por varios aspectos:
Organización defensiva: A pesar de un error puntual de Cristian Romero en el gol brasileño, la defensa mostró agresividad y compromiso durante todo el encuentro.
Precisión en el mediocampo: Los albicelestes dominaron la mitad de la cancha, recuperando balones y controlando el ritmo del juego.
Efectividad en ataque: La delantera fue decisiva, respondiendo a las provocaciones y demostrando que el equipo ya no depende de un solo jugador para triunfar.
Esta combinación de factores permitió que Argentina no solo ganara, sino que lo hiciera con autoridad, dejando en claro la evolución del conjunto hacia un estilo de juego más colectivo y robusto.
Uno de los mensajes más contundentes del partido fue la superación de la tan denominada "messidependencia". La victoria de hoy reafirma que la Selección argentina ha dejado atrás la dependencia excesiva de su gran astro. Ahora, el equipo se muestra sólido y organizado, capaz de imponerse ante los mejores sin necesidad de milagros o resultados colaterales.