

A mediados de febrero, las playas del lago de Salto Grande y el río Uruguay, en Entre Ríos, se vieron afectadas por un brote de cianobacterias que tiñó el agua de un verde fosforescente. Este fenómeno, que llegó a cubrir a carpinchos con algas, generó alarma en la región. Aunque posteriormente la calidad del agua se recuperó, la amenaza de nuevas contaminaciones persiste y preocupa tanto a ambientalistas como a los habitantes locales.
El grupo ambientalista Brote Nativo presentó una solicitud formal al municipio mediante leyes de acceso a la información pública. Con este reclamo, buscan obtener detalles sobre las políticas ambientales que aborden:
La regulación de agrotóxicos.
El tratamiento de efluentes cloacales.
La contaminación industrial.
Silvia Burgos, representante de la Asamblea Ambiental de Concordia, indicó a Diario Junio que la proliferación del "verdín" se ve agravada anualmente por estos factores, afectando no solo la salud ambiental, sino también el turismo, la pesca y el sustento de las familias ribereñas.
El avance de las cianobacterias repercute negativamente en la biodiversidad, la calidad del agua y la seguridad alimentaria en la región. Ante la posibilidad de futuros brotes, los especialistas recomiendan:
Observar con atención la coloración del agua y la arena.
Evitar el contacto directo si se detectan tonos verdosos o acumulaciones de espuma.
Reducir la ingesta de agua potencialmente contaminada para prevenir riesgos de intoxicación.