viernes 28 de junio de 2024 - Edición Nº2032

Tendencias | 11 mar 2021

A 10 años del desastre

Maremoto de Japón, Fukushima y la inclinación del eje de la Tierra.

El desastre causó 15 mil muertos y la fusión de una central nuclear que se debe cuidar hasta el día de hoy.


Un día como hoy, a las 2.46 am de Argentina, pero en Japón 10 años atrás, todo comenzó a temblar.
Luego de la tragedia del sudeste asiático de la navidad de 2004, habíamos creído habernos llenado de toda la tragedia posible que unas olas supergigantes causaron sobre el Océano Índico y más, filmadas por cientos de usuarios de teléfonos que recién por entonces comenzaban a tener  cámaras de vídeo con definición respetable, cuyas imágenes reflejaban lo que la ciencia ficción hollywoodense no había podido crear ni con sus millones de Dólares, expertos y supercomputadoras. 

En minutos vimos lo que nunca imaginamos,  y que tampoco pensamos que podía repetirse.

Pero fue en Japón, en la efemérides de hoy, que todo fue -aún con decenas de miles de muertes menos y unos grados en la escala de Richter apenas más bajos- extremada y sensacionalmente más trágico.   Si el maremoto del sudeste asiático fue captado por algunas cámaras aficionadas, en Japón casi todo fue registrado en video. Desde el inicio del movimiento de la tierra en diferentes latitudes del Japón, las  imágenes del asfalto partiéndose cual ciencia ficción, el posterior alerta televisivo de probable tsunami con el escabroso sonido de las sirenas. Y por supuesto las primeras olas llegando, sobrepasando cualquier dique de contención, los pueblos escurriéndose entre las olas, los autos pegando la vuelta para escapar en el mejor de los casos, y flotando con familias adentro en el peor, entre barcos que iban y venían alocadamente entre los edificios. El escenario más dantesco entre los vivos, a un click de distancia.

15.893 muertos, 6152 heridos, 2556 desaparecidos. Números que no significan tanto para los pospandemia, como si son las imágenes que todavía se reproducen en Youtube.

La particular popularidad multimedia del tsunami de Japón fue todavía más lejos. Fukushima,  el segundo accidente nuclear más grande de la historia del mundo mantuvo al planeta en vilo, mientras las olas regresaban con su botín al mar, dejaban una central nuclear esparciendo veneno radioactivo a la atmósfera, en un país devastado por el terremoto primero y el maremoto después. El conteo de la radiación emanada, el humo del reactor y las áreas progresivamente evacuadas ocupaban un pequeño recuadro superpuesto e inamovible de la pantalla de todos los canales de noticias.

Por si todo ello fuera poco, y agregándole a lo que ya nada podía agregarse, el terremoto y posterior tsunami provocaron, según la NASA que el planeta habría variado su posición 17 centímetros en dirección 133º de longitud este, lo que significa que habría cambiado el eje de la Tierra, haciendo que la duración de los días fueran apenas más cortos.

Algún vecino o vecina de nuestra costera ciudad, preguntaba al más próximo de sus allegados si eso podía ocurrir por estos pagos, imaginado las olas entrando sin esfuerzo los buques cargueros de Puerto Quequén por Avenida 79, seguir por diagonal hacia la 59, hasta verse amarrado involuntariamente en el monumento de los países liberados por San Martin (más cariñosamente conocido como las tres vainillas).

Por suerte, según los entendidos, la plataforma submarina y las fallas tectónicas lejanas fueron disipando los miedos maremotisticos de algunos .

Más allá del impacto visual y emocional que provocó en nuestros conciudadanos las incesantes imágenes y coberturas mediáticas, en Japón, además de los muertos, los desaparecidos, las ciudades tragadas por el mar y la impotencia de haber fracasado Japón (nada menos) en todo lo realizado para evitar lo que siempre supieron que podía pasar, aún medio millón de personas continúan evacuadas, de los cuales algunos llevan consigo las quemaduras en la piel, caída del cabello, infertilidad, hasta cáncer de tiroides como algunos de los efectos sobre la salud de las personas que arrojó la tragedia nuclear de Fukushima, que para el caso, resulta ser la tercera en el mismo país después de los ataques nucleares yanquis sobre Hiroshima y Nagasaki de 1945. Eso sí, luego de Fukushima, Japón se deshizo de todo sistema de generación de energía a través de combustible nuclear.

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